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¿Mide el INDEC la Inflación con una "Playlist Desactualizada"? La Urgencia de Renovar la Canasta del IPC
La Canasta del INDEC: ¿Un Retrato Fiel o una Foto Sepia de Nuestros Consumos?
Introducción:
Todos los meses esperamos (con algo de temor) la cifra de inflación del INDEC. Pero más allá del número final, hay una pregunta crucial que muchos se hacen: ¿qué mide exactamente esa cifra? La respuesta está en la "canasta" de bienes y servicios del Índice de Precios al Consumidor (IPC). El problema es que, si esa canasta no refleja nuestros hábitos de consumo actuales, el termómetro podría estar midiendo una fiebre que no es exactamente la nuestra. Hoy vamos a hablar de la antigüedad y obsolescencia de esta canasta y por qué su actualización es vital.
La "Canasta Básica": ¿Qué Es y Por Qué Importa su "Fecha de Vencimiento"?
Para calcular el IPC, el INDEC releva precios de cientos de productos y servicios. Estos ítems no se eligen al azar, sino que provienen de una estructura de gastos obtenida a partir de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo). Esta encuesta, que se realiza cada varios años, es una "foto" de en qué gastan su dinero los argentinos.
La última ENGHo utilizada para la actual base del IPC es la de 2017-2018, y la base del índice es diciembre de 2016. Pensemos por un momento todo lo que ha cambiado en nuestros consumos desde entonces:
Revolución Tecnológica y de Servicios:
- Streaming: ¿Cuántos hogares en 2016 tenían múltiples suscripciones a Netflix, Spotify, HBO Max, Disney+, etc., como algo habitual? Hoy, para muchos, son gastos fijos.
- Apps de Delivery y Transporte: El uso masivo de PedidosYa, Rappi, Uber, Cabify ha reconfigurado cómo accedemos a comida y movilidad.
- Comunicaciones: El smartphone es el centro de todo. ¿Cuánto gastamos en datos móviles, apps pagas, almacenamiento en la nube, comparado con hace 6-7 años?
- Home Office: La pandemia aceleró la necesidad de mejor conexión a internet, equipamiento para trabajar en casa, software específico, gastos que antes no eran tan preponderantes para muchos.
- Cambios en Hábitos Alimenticios y de Consumo:
- Salud y Bienestar: Mayor demanda de productos orgánicos, sin TACC, veganos, suplementos, clases de yoga online, apps de meditación.
- Sustentabilidad: Creciente interés por productos ecológicos, reutilizables, o de segunda mano.
- Conveniencia: Auge de comidas pre-preparadas o listas para consumir.
- Nuevos Productos y Desaparición de Otros:
- Pensemos en productos que hoy son comunes y en 2016 apenas existían o tenían un consumo minoritario (auriculares inalámbricos de alta gama, smartwatches, asistentes virtuales como Alexa).
- Otros productos han perdido relevancia o desaparecido (¿alguien sigue comprando CDs o alquilando DVDs masivamente?).
Las Consecuencias de una Canasta "Vintage":
Cuando la canasta del IPC no refleja estos cambios, pueden ocurrir varias distorsiones:
- Subestimación o Sobrestimación de la Inflación Real: Si los nuevos productos y servicios que consumimos más (y que quizás aumentaron más de precio) no están bien representados o ponderados, el IPC podría no capturar el verdadero impacto en nuestro poder adquisitivo. A la inversa, si productos obsoletos siguen teniendo un peso considerable y sus precios no varían o bajan, podrían "maquillar" el índice.
- Impacto en Políticas Económicas: Las decisiones sobre tasas de interés, ajustes salariales, jubilaciones y programas sociales suelen estar atadas, directa o indirectamente, al IPC. Una medición imprecisa puede llevar a políticas inadecuadas.
- Erosión de la Credibilidad: Si la gente siente que el número oficial no tiene nada que ver con su realidad, la confianza en las estadísticas públicas se daña, algo que en Argentina ya tiene una historia complicada.
- Distorsión en Negociaciones Salariales: Los sindicatos y empresas utilizan el IPC como referencia. Una canasta desactualizada puede llevar a acuerdos que no compensen realmente la pérdida de poder adquisitivo.
¿Por Qué No Se Actualiza Más Seguido?
Realizar una Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares es una tarea titánica, costosa y que lleva tiempo. Requiere un despliegue logístico enorme para entrevistar a miles de hogares en todo el país y procesar esa información. No es algo que se pueda hacer todos los años. Sin embargo, la velocidad de los cambios actuales exige mecanismos más ágiles o revisiones parciales más frecuentes.
Otros países actualizan sus ponderaciones con mayor frecuencia o utilizan metodologías que permiten incorporar nuevos productos de forma más dinámica.
La Necesidad de un "Service" Urgente a la Canasta
Si bien el INDEC ha realizado esfuerzos por modernizar sus metodologías en los últimos años, la velocidad con la que cambian los patrones de consumo, especialmente impulsados por la tecnología y las crisis, hace que la estructura de la canasta del IPC envejezca rápidamente.
Una canasta que refleje con mayor fidelidad los hábitos de consumo actuales no solo ofrecería una medición más precisa de la inflación, sino que también fortalecería la credibilidad del índice y permitiría tomar decisiones económicas y sociales más acertadas. Es como intentar navegar con un mapa viejo: podemos llegar a destino, pero corremos el riesgo de perdernos o tomar caminos mucho más largos.
Conclusión:
La discusión sobre la inflación va más allá del número final. La "cocina" de ese número, especialmente la composición y actualidad de la canasta de bienes y servicios, es fundamental. En un mundo que cambia a la velocidad de un clic, necesitamos que nuestras herramientas de medición económica se adapten con la misma agilidad. De lo contrario, seguiremos sintiendo que la música que suena en las estadísticas oficiales no es la misma que bailamos en nuestra economía diaria